Por Alfonso Insuasty
El foro profundizó en las diferencias y continuidades entre el fascismo del siglo XX y el contemporáneo del siglo XXI.
El 6 y 7 de julio, Buenos Aires (Argentina) fue sede del I Foro Internacional «Fascismos en el Siglo XXI desde el Sur Global». La inauguración tuvo lugar en el Salón Montevideo de la Legislatura porteña, mientras que el segundo día de debates se realizó en la Universidad Nacional de las Madres de Plaza de Mayo, destacando la problemática del desfinanciamiento que afecta a esta emblemática institución popular bajo el actual gobierno.
Entre los participantes de la apertura estuvieron la legisladora Victoria Montenegro, el sociólogo Atilio Borón, el investigador Rocco Carbone, la abogada Paola Renata Gallo Peláez y el sociólogo Jorge Elbaum.
Sus voces resuenan en el ejercicio de caracterización del fascismo contemporáneo, resaltando esa indudable capacidad de adaptación a las condiciones actuales, manteniendo rasgos como el autoritarismo, el nacionalismo exacerbado, la manipulación de la información, el corporativismo y la represión violenta.
El fascismo moderno surge como respuesta a una crisis civilizatoria, una que recoge entre otras la crisis de la hegemonía occidental, el colapso climático, la amplia brecha de la desigualdad global, el empobrecimiento de los pueblos, el irracional aumento del gasto militar y la capacidad destructiva de las confrontaciones armadas globales. Este fenómeno se expresa, además, en un abierto y creciente odio contra migrantes, el pensamiento crítico, las organizaciones populares, entre otras. La mayor evidencia de esta descripción y realidad se configura en el genocidio contra el pueblo palestino, un genocidio televisado, que ocurre ante los ojos del mundo y que nada ni nadie parece detener, tal como lo reafirman Atilio Borón y Paola Gallo.
El foro profundizó en las diferencias y continuidades entre el fascismo del siglo XX y el contemporáneo del siglo XXI.
Se destacaron, entre otros, el autoritarismo y la centralización del poder en tanto los líderes fascistas modernos limitan las libertades civiles y reprimen el pensamiento opuesto, crítico, lo diferente. Además, promueven un nacionalismo exacerbado, naturalizan la xenofobia y el odio contra las culturas, los pueblos, los migrantes. Imprimen dolor y sufrimiento contra los pueblos; los pobres parecen gozar de este dolor y atropello.
Su actuar, sus posturas y discursos inciden en la salud mental de la sociedad, afectando a las generaciones presentes y futuras, tal como lo afirmó Rocco Carbone. Buscan además influir en el sentido común de la sociedad, masificando sus posturas irracionales, consolidan un poder interno y simbólico que les posibilite desviar la atención de los reales y sistémicos problemas que afectan a la población cada vez más precarizada y empobrecida.
La manipulación de la información y el uso de propaganda son herramientas clave para influir en la opinión pública y suprimir las voces críticas. Exaltar la irracionalidad y la falta de sentido son su campo de acción. El uso diestro de las nuevas tecnologías, las redes sociales, una amplia combinación de formas de incidir y manipular al grueso de la sociedad, centrando su pulsión en las nuevas generaciones.
Las políticas fascistas también se enfocan en la profundización de las privatizaciones y préstamos internacionales, endeudando a los países, lo que compromete el futuro del país, entregando así y de manera radical, sectores esenciales de la economía a grandes corporaciones, acentúan el extractivismo a bajo o cero retornos, lo que aumenta las desigualdades económicas.
El uso extralimitado del derecho, la reinterpretación irracional de las leyes, la desconfiguración del estado como generador de bienestar social y justicia distributiva es otra de sus características, lo advierte la legisladora Victoria Montenegro. En este punto se resalta que la respuesta fascista incluye el incremento de la violencia y represión, la intimidación y la criminalización de movimientos sociales, para lo cual es necesario estar actualizando las estrategias de defensa, lucha y resistencia de los pueblos.
Comprender la historia de este fenómeno, sus continuidades y adaptaciones hoy, es una tarea urgente, resalta Jorge Elbaum.
Alfonso Insuasty, académico colombiano y participante del evento, destacó que el no solo responde a las crisis globales, sino que también actúa como catalizador de estas. Se trata entonces de un proyecto cultural, pues busca incidir en ella de manera hegemónica y por ello es necesario ir más allá de lo meramente electoral a la hora de acordar rutas de incidencia y solución a este fenómeno que está impregnando el sentir común de la sociedad.
Durante el foro, se trazaron varias líneas de acción para trabajar por una paz regional y detener el avance del fascismo en América Latina y el mundo:
– Fortalecer la unidad y la organización de movimientos sociales, sindicales y comunidades originarias para defender los derechos laborales y de los pueblos.
– La defensa de la Paz Regional y Global. Formar un frente amplio que detenga toda forma de agresión y políticas de muerte, dolor y sufrimiento apostando por una paz con transformaciones de corte latinoamericano.
– Promoción de la Educación Crítica. Desarrollar una ciudadanía informada y comprometida con la democracia y la justicia social, incluyendo diversas epistemologías y cosmovisiones.
– Construcción de Coaliciones Amplias. Coordinar estrategias comunes entre diferentes sectores de la sociedad para combatir el fascismo, incluyendo la defensa de los Derechos Humanos y Ambientales, promoviendo modelos de desarrollo sostenible.
– Creación de un Observatorio Latinoamericano contra el Fascismo que incluya una comprensión y defensa ante las cambiantes estrategias de ataque comunicativo, cultural y normativo, entre otras acciones.
El I Foro Internacional «Fascismos en el Siglo XXI desde el Sur Global» proporcionó un espacio vital para el análisis y la reflexión sobre las amenazas del fascismo contemporáneo y su intersección con el colapso civilizatorio. A través de un enfoque interdisciplinario y colaborativo, el foro no solo destacó la gravedad de la situación actual, sino también la necesidad de estrategias de resistencia innovadoras y efectivas para enfrentar estos desafíos. Es de resaltar que este foro reunió a una amplia gama de instituciones y organizaciones comunitarias, políticas, sociales y culturales con décadas de actividad en el país y la región, constituyéndose en un crucial esfuerzo por unificar las luchas por la paz en América Latina y fortalecer un frente antifascista que detenga todo proyecto de dolor, muerte y destrucción de nuestras sociedades, pueblos y naturaleza. Fue un grito latinoamericano por la vida y la existencia digna de los pueblos.