Compartimos los siguientes comunicados de organizaciones de España y otra de Noruega donde se oponen a la guerra y la lógica belicista. Los pueblos del mundo piden negociaciones de paz y un alto al fuego donde hayan conflictos armados.

Que no nos arrastren a la guerra

(Desde España) Hoy como en tantas ocasiones le corresponde al pueblo enfrentarse a esta lógica de destrucción y crear movimientos antibelicistas que nos saquen de esta deriva de barbarie. La juventud universitaria ya lo está haciendo; sumémonos con la movilización de los barrios, de los centros de trabajo y de todos aquellos que deseen movilizarse para que no nos arrastren a la guerra.

Vivimos en un mundo en guerra y la mayor parte de la población no es consciente de ello. Vemos y oímos noticias de la guerra de la misma manera, que vemos y oímos cualquier otra intrascendente o banal. El horror ajeno, si no es próximo, ya no nos conmueve.

Hoy día se reconocen 56 conflictos armados, 10 de ellos de alta intensidad, 250 mil víctimas anuales, la mayoría civiles y entre 85 y 100 millones de desplazados.

Este es el resultado de la lógica de belicista, del empleo sistemático de la guerra para alcanzar cualquier objetivo o resolver cualquier conflicto. Quien disponga de la mayor fuerza bélica puede decidir sobre los demás y someterlos a sus intereses.

En esta lógica, los acuerdos y tratados son meras estrategias para ganar tiempo o para contentar a la opinión pública. Así sucedió con los acuerdos de Minsk en 2014 y 2015, que hubieran evitado la guerra en Ucrania.

La lógica belicista ordena, estructura y subordina, la economía, la política, las instituciones y el orden ético y moral. Su instrumento fundamental es el complejo militar industrial, mundial, alimentado con un presupuesto anual de 2,44 billones de dólares, superior al PIB de Canadá, Brasil o Rusia. Cerca del 40% corresponde a los Estados Unidos, con 991 mil millones, equivalente a la suma de los 11 siguientes países, entre los que se encuentran, China, Rusia, India, Alemania, Reino Unido y otros. Un presupuesto que no ha dejado de crecer desde la cumbre de la OTAN en 2014, hace ya ocho años.

Su infraestructura y organización es de las mismas dimensiones; los EE.UU. cuentan con más de 750 bases militares en más de 80 países, han dividido el mundo en 11 comandos que controlan el mar, la tierra, el espacio, el ciberespacio y otros ámbitos, convirtiéndolos en teatros de guerra.

La lógica belicista cuenta con una estrategia para acabar con quien se designe como enemigo: Criminalizar, aislar y destruir. Criminalizar, para deslegitimar y presentarlo como una amenaza, haciéndole responsable de su destrucción; criminalizar también a quien lo defienda. Aislar, para debilitarlo mediante guerras económicas, políticas e ideológicas. Destruirlo por cualquier medio, sin ningún límite, como ocurre actualmente en Palestina, pero también como ocurrió en Yugoslavia, Libia, Irak, Siria y tantos otros.

El Reino de España está siguiendo ciegamente esa lógica; queda patente por su pertenencia a la OTAN y por la existencia de bases militares de los Estados Unidos, sobre las que no tenemos soberanía y que se utilizan para atacar a terceros países con los que no tenemos ningún conflicto y que por su carácter suponen un riesgo letal para nosotros.

Además, participa en 17 misiones militares en el exterior, en Europa, África, Oriente Próximo y otras, 7 de ellas dentro de la OTAN. En total, 3000 efectivos. La misión en Afganistán duró 19 años y la de Kosovo 10, un país que el Reino de España ni siquiera reconoce.

El bloque occidental dirigido por Estados Unidos ha decidido incendiar el mundo antes de que el mundo acabe con su hegemonía supremacista. Occidente, que siempre se enfrentó entre sí en luchas por la hegemonía, hoy se enfrenta a una periferia que le sobrepasa en muchos aspectos y una vez más ha decidido que la guerra es su mejor opción y probablemente la única.

Estamos en esta guerra, participamos en ella y estamos en riesgo de ser una de sus víctimas directas. Nuestros dirigentes, nuestras instituciones, nuestros medios de comunicación, insisten en más ejército, más presupuestos, más OTAN, más riesgos y más sacrificios para alimentar la lógica belicista, haciéndonos cómplices de la masacre y el genocidio de otros pueblos.

Nos amenazan con una invasión rusa en Europa, como nos amenazaron antes con las armas de destrucción masiva en Irak, engaño qué costó 2 millones de muertos iraquíes, la mayoría civiles.

Insisten en que debemos defender la libertad, la democracia y los valores europeos, pero consienten y participan en el genocidio del pueblo palestino y se niegan a condenar al ente sionista, una actitud criminal de cinismo sin límites.

Las consecuencias de comprometerse y participar en la lógica belicista ya las sufrimos; y las sufriremos en mucha mayor medida en nuestras condiciones de vida, en nuestras libertades, en nuestra conducta ética y Moral.

Hoy como en tantas ocasiones le corresponde al pueblo enfrentarse a esta lógica de destrucción y crear movimientos antibelicistas que nos saquen de esta deriva de barbarie. La juventud universitaria ya lo está haciendo; sumémonos con la movilización de los barrios, de los centros de trabajo y de todos aquellos que deseen movilizarse para que no nos arrastren a la guerra.

Contactos en el correo: cecob@contraotanybases.org

Más info en: https://contraotanybases.org/


Fortalecer la ONU, ¡¡No a la OTAN!! ¡Paz ahora!

Llamamiento de Bergen a la paz, el desarme y la solidaridad internacional, contra el militarismo y los preparativos de guerra (impreso en Klassekampen el sábado 11 de mayo de 2024).

(Desde Noruega) Una peligrosa mentalidad bélica caracteriza hoy a Europa. Envenena el debate público, hace que apenas se discutan cuestiones importantes y sólo reconoce una lógica: la escalada. Hay que poner fin a la actual espiral armamentística, en la que están implicados muchos países de todo el mundo, entre ellos Noruega. Cada corona, euro, dólar o rublo que se gasta en el ejército se pierde en la lucha por una sociedad justa y contra problemas globales como la crisis climática y la pobreza.

«La izquierda debe despertar y volver a comprender que el armamento no crea seguridad para nadie. Nos ciega ante la necesidad de construir seguridad y estabilidad comunes, desarme y un orden jurídico internacional, que es el único camino hacia una paz duradera.

La guerra es un crimen contra la humanidad. La guerra significa muerte, violencia, huida, violación y tortura para los directamente afectados. También significa escasez de alimentos, hambre y pobreza para los indirectamente afectados, especialmente en el Sur Global.

Condenamos el ataque de Rusia a Ucrania, al igual que hemos condenado otras guerras recientes contra el derecho internacional, como en Irak, Afganistán y Libia, o la guerra de Turquía contra los kurdos y el genocidio de Israel en Gaza.

Cada día que dura la guerra provoca más sufrimiento. La guerra tiene una historia, en la que la política agresiva y de confrontación de la OTAN también desempeña un papel importante. Si se hubieran respetado los acuerdos de Minsk y hubiera habido voluntad de negociar, probablemente la guerra de Ucrania podría haberse evitado.

Para nosotros, huelga decir que somos solidarios con las víctimas de agresiones, guerras y opresión. Sin embargo, no creemos que enviar armas a Ucrania sea solidaridad, como tampoco lo es enviar armas a Palestina. Los envíos de armas no han hecho más que agravar la situación.

Lo que se necesita, en cambio, es detener los actos de guerra y plantear la exigencia de negociaciones. Si esto no sucede, existe un riesgo cada vez mayor de que la guerra se intensifique aún más, con nuevos y mayores sufrimientos para soldados y civiles, mujeres y niños. En el peor de los casos, podrían utilizarse armas nucleares.

Por lo tanto, exigimos ahora

  • Iniciativas diplomáticas del gobierno noruego, la ONU, la OSCE y otros, para un alto el fuego inmediato y negociaciones de paz en Ucrania y Gaza,
  • El cese de todas las exportaciones de armas y ninguna entrega de armas a zonas de guerra, una declaración de usuario final para las armas producidas en fábricas con intereses de propiedad noruega,
  • El cese inmediato del uso de armas prohibidas internacionalmente, como las municiones de racimo, las minas terrestres y las municiones de uranio,
  • El cumplimiento del derecho internacional, los derechos humanos y las Convenciones de Ginebra, y el fortalecimiento de la ONU,
  • Investigación y enjuiciamiento de los crímenes de guerra y las violaciones del derecho internacional,
  • Mayor apoyo humanitario a la población de las zonas de guerra, protección y asilo para todos los que deseen huir de la guerra.

También nos oponemos al aumento del gasto militar en Noruega en 600.000 millones de coronas noruegas, por encima de un presupuesto que ya se ha aumentado varias veces. Este rearme está impulsado por la OTAN, vincula a Noruega aún más estrechamente a los intereses estadounidenses y aumenta la probabilidad de que Noruega se vea arrastrada a más guerras que violan el derecho internacional. También aumenta el riesgo de una gran guerra entre las superpotencias. Además, 600.000 millones de coronas noruegas es dinero que Noruega necesita para otras tareas urgentes.

Decimos no al plan a largo plazo para las Fuerzas Armadas noruegas y exigimos el fin del rearme mundial y la puesta en marcha de iniciativas de desarme. Trabajemos juntos por un mundo más pacífico y justo.

La petición está firmada por: Terje Alnes, secretario de la Iniciativa contra la Guerra; Marcos Amano, trabajador social y miembro de FO; Diane Berbain, representante del ayuntamiento de Bergen SV; Margunn Bjørnholt, sociólogo; Laila Bakke, IKFF Bergen; Arild Birkenes, miembro de la Iniciativa contra la Guerra; Olaug Flatnes Bratbak, miembro de la Iniciativa contra la Guerra; Daniel Ducrocq, pensionista y miembro de Rødt y de la Iniciativa contra la Guerra; Siguen las firmas…

https://antikrigsinitiativet.no/

Por Editor

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