Algunas agencias gubernamentales de los Estados Unidos –entre ellas el Comando Sur – como lobistas de las Fuerzas Armadas de la región elaboraron y difundieron la doctrina de las “nuevas amenazas”. Esta doctrina sostiene que, ante la ausencia de conflictos bélicos en la región, las amenazas principales a la estabilidad de los Estados provienen ahora de la criminalidad organizada transnacional, en particular de actividades ligadas al tráfico de drogas y a fenómenos como “la pobreza”, “las migraciones”, “el populismo”. En los últimos años, los Estados Unidos insisten en sumar al terrorismo a este grupo. Desde este punto de vista, las Fuerzas Armadas de cada país deberían ser reentrenadas para enfrentar estas cuestiones heterogéneas y que en más de un caso son fenómenos socioeconómicos complejos.

De esta manera, los desplazamientos militares se intensificaron después de la visita del ex consejero de seguridad de EEUU, John Bolton, hacia regiones estratégicas de control de la cuenca amazónica y sus principales ríos afluentes; los principales puertos peruanos (Callao, Salaverry, Paita, Chimbote e Ilo), desde donde se embarca el petróleo, gas y minerales que el país exporta y la regiones de alto conflicto social y de protesta (como el Valle del Río Apurímac y Ene, conocido como VRAEM). De hace años, la VI Flota de los Estados Unidos usa los puertos peruanos como centro operativo en la costa del Pacífico de América del Sur, para abastecer sus navíos y para el descanso de sus tropas.

El loteamiento de la Amazonía peruana para exploración y explotación de petróleo y gas a través de concesiones de largo plazo a empresas transnacionales estuvo acompañada de una creciente presencia militar de Estados Unidos en el territorio peruano: 43,779 militares estadounidenses ingresaron al Perú en 2004; 12,511 militares ingresaron en 2006; 5,117 en 2007 y 5,516 en 2008. Entre 2003 y 2010 ingresaron un total de 87,516 militares estadounidenses para realizar ejercicios de entrenamiento militar en mar, tierra y en ríos; entrenamiento anti-subversivo y de inteligencia en conjunto con las fuerzas armadas y policiales
del Perú y ejercicios de reconocimiento de terreno en zonas de alto conflicto social .

Y tratando de bases militares en Perú, prohibido olvidar el laboratorio de la Marina de los Estados Unidos, llamado NAMRU-6, que tiene instalaciones en Lima e Iquitos, y que aparentemente realiza investigación de enfermedades infecciosas. La actuación de este laboratorio militar despierta sospechas para los Movimientos Sociales como también para el congresista Richard Arce que presentó un cuestionario al Ministerio de Defensa y no recibió respuestas claras.

Sobre el tema el analista Ricardo Soberón explica abajo:

¿Qué es el NAMRU-6?

NAMRU-6 que es un complejo de medicina tropical, establecido por la Marina de los Estados Unidos, en el Perú, desde el año 1983, y que acarrea una serie de dudas, observaciones sobre su funcionamiento y actividad.

En la foto, Ricardo Soberón.

¿Somos conscientes del rol que juegan en el desarrollo de métodos biológicos para hacer la guerra?

Definitivamente, la tecnología bélica del siglo XXI va acompañada del desarrollo de agentes patológicos, endémicos y agentes químicos y biológicos que son utilizados con fines militares. Eso lo hemos visto en distintos escenarios recientes. Tomando esa preocupación, es que llama la atención, poderosamente, que se haya establecido un establecimiento de medicina tropical que trabaja con niveles de bioseguridad 3, que son reconocidos el uso de agentes patógenos.

¿Cuál es el rol que juega la Marina peruana en este proceso?

De acuerdo a las preguntas que el Congresista Richard Arce hizo al Ministerio de Defensa, entendemos que la Marina de Guerra de Perú es la contraparte de la Marina norteamericana en el establecimiento de este complejo dentro del Hospital Naval del Perú. Las dudas que hemos realizado a través de las preguntas del Congresista Arce y que no han sido respondidas se refieren básicamente a los roles, a las autonomías, a las competencias que tienen ambas contrapartes en territorio peruano y como se realizan los resultados obtenidos de las investigaciones ellas en materia de enfermedades tropicales, por ejemplo.

¿Por qué la existencia de 283 trabajadores en las instalaciones NAMRU-6?

19 de ellos norteamericanos, entre ellos 14 militares. Efectivamente, tratándose de un mecanismo estrictamente castrense el hecho de que haya personal militar norteamericano nos debe llamar a dos preguntas: 1- ¿A qué jurisdicción obedecen, tienen estatus diplomático? 2- Al estar sirviendo dentro de una instalación militar peruana ¿la cadena de mando está dirigida hacia su militar de enlace o hacia los militares peruanos? Por último, y esa pregunta tampoco fue contestada, ¿qué certeza tienen los militares peruanos de que los resultados de las investigaciones no sean dirigidos con fines militares?

*Este artículo ha sido publicado en la Revista El Derecho de Vivir en Paz N°14.

EEUU: El uso de la ciencia con fines bélicos

Laboratorios biológicos de Estados Unidos: ¿Una nueva era de control mundial?



Por Editor

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