(English below)
Por Amy Goodman
Julian Assange está libre.
Tras un calvario judicial de 14 años, que incluyó más de cinco años de detención en la hostil prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en Londres, el fundador del sitio web de denuncias WikiLeaks llegó a un acuerdo con Estados Unidos y se declaró culpable de un solo delito grave de obtención y divulgación de material clasificado de seguridad nacional. El tribunal dictaminó: ”sentencia cumplida”.
Assange compareció ante el Tribunal Federal de Distrito de Estados Unidos en las Islas Marianas del Norte, donde la jueza Ramona Manglona expresó: “Este proceso judicial termina aquí, conmigo, en [la isla de] Saipán […]; podrá salir de esta sala como un hombre libre”. Y agregó: “Tengo entendido que la semana que viene es su cumpleaños. Espero que comience su nueva vida de manera positiva”.
La odisea legal de Assange incluyó un año de arresto domiciliario en una casa de campo en Inglaterra; siete años de confinamiento en las reducidas instalaciones de la Embajada ecuatoriana en Londres en calidad de asilado político; y, finalmente, más de cinco años en la prisión de Belmarsh. Assange estaba luchando contra una posible extradición a Estados Unidos, donde podría haber recibido una sentencia de hasta 175 años de prisión.
Stella Moris Assange, esposa de Julian, habló con la prensa poco después de que su marido aterrizara en la ciudad de Canberra, Australia. Al referirse a las audiencias de apelación de la extradición que iban a celebrarse el próximo mes en tribunales británicos, Moris expresó: “Había audiencias fijadas para los días 9 y 10 de julio, en las que Julian habría podido presentar ante el Tribunal Supremo del Reino Unido su alegato de defensa basado [en las protecciones a la libertad de expresión que otorga] la Primera Enmienda [de la Constitución de Estados Unidos]. Eso puso de manifiesto la incomodidad que siente el Gobierno de Estados Unidos ante la posibilidad de que se expongan estos argumentos, porque este proceso judicial es, en realidad, un ataque al periodismo y al derecho de la ciudadanía a estar informada”.
Stella, que también es abogada de derechos humanos, espera que Julian finalmente reciba el indulto presidencial. En la rueda de prensa, Stella estaba acompañada de los dos abogados de Julian: Jennifer Robinson, una destacada abogada australiana especialista en derechos humanos que ha defendido a Julian Assange desde el principio de su proceso judicial; y Barry Pollack, un abogado estadounidense. Pollack declaró ante la prensa:
“Ninguna persona debería pasar ni un día en prisión por ofrecer información relevante y de interés público a la sociedad; en este caso, sobre los crímenes de guerra perpetrados por el Gobierno de Estados Unidos y la cantidad de víctimas civiles en Irak y Afganistán, que superó exponencialmente lo admitido por el Gobierno estadounidense. […] Julian proporcionó esta información a la ciudadanía. Realizó un enorme servicio a la sociedad, no un delito”.
El proceso judicial de Estados Unidos contra Julian Assange ha encendido las alarmas en todo el mundo por su impacto potencialmente devastador en el periodismo.
Jameel Jaffer, director del Instituto Knight para la Primera Enmienda, de la Universidad de Columbia, dijo a Democracy Now!: “Hemos evitado una catástrofe para la libertad de prensa. […] El auto de procesamiento […] acusaba a Julian Assange de haber recabado y divulgado secretos gubernamentales. Esas son cosas que los periodistas hacen todo el tiempo, que los medios de comunicación deben hacer si quieren desempeñar el papel que queremos que desempeñen en nuestras democracias. Siempre se temió que, si este caso llegaba ante un tribunal estadounidense, este determinara que la Ley de Espionaje hace ilegal este tipo de actividad y que la Primera Enmienda [de la Constitución estadounidense] no la ampara. Eso habría tenido […] implicaciones catastróficas para la libertad de prensa”.
Cuando se le preguntó sobre el impacto del caso Assange en el juicio que se está desarrollando actualmente en Rusia contra el periodista del periódico The Wall Street Journal Evan Gerskovich, Jaffer respondió:
“Hizo que sea mucho más difícil para los funcionarios del Gobierno estadounidense defender la libertad de prensa en otros contextos. Y creo que el caso de Evan es uno de ellos”.
Durante más de un siglo, la Ley de Espionaje de Estados Unidos nunca se había utilizado para formular cargos contra un periodista. El expresidente Barack Obama se valió de esa ley para llevar a juicio a denunciantes del Gobierno, como en el caso de Thomas Drake, un alto funcionario de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos que reveló cómo se despilfarraron más de 1.000 millones de dólares del dinero de los contribuyentes en esa agencia de espionaje.
En abril de 2019, las autoridades británicas irrumpieron en la Embajada de Ecuador en Londres y arrestaron a Assange. Semanas más tarde, el Gobierno de Trump hizo pública una acusación que, según algunas informaciones, se había estado preparando desde 2010, en la que se acusaba a Assange de cargos de espionaje y jaqueo de información.
A lo largo de los años, Democracy Now! ha hecho varios reportajes sobre las filtraciones de WikiLeaks y ha entrevistado a Julian Assange en numerosas ocasiones. Antes de que Assange se refugiara en la Embajada de Ecuador en Londres —cuando estaba bajo arresto domiciliario en el Reino Unido, pero se le permitía trasladarse durante el día con una tobillera de vigilancia electrónica—, Democracy Now moderó un evento vespertino con Julian y el filósofo esloveno Slavoj Zizek que se llevó a cabo en un teatro del East End londinense.
Era el 2 de julio de 2011, un día antes del cumpleaños número 40 de Julian. Durante la conversación, le preguntamos qué le daba esperanza. Trece años después, la respuesta que el fundador de WikiLeaks dio en ese entonces sigue siendo notablemente relevante hoy en día:
“Existe un gran futuro, un futuro profundo, que todos anhelamos. Anhelo un futuro en el que todos podamos compartir libremente nuestras esperanzas y nuestros sueños, [en el que podamos] compartir información objetiva sobre el mundo, y donde el registro histórico sea completamente sagrado, nunca sujeto a cambios, modificaciones o eliminaciones. […] De todo ello surgirá la justicia”.
Julian Assange is Free, but Journalism Remains Under Threat
Julian Assange is free.
After a 14-year legal ordeal including over five years in Britain’s harsh, maximum security Belmarsh Prison, the founder of the whistleblower website Wikileaks agreed to a deal with the United States, pleading guilty to a single felony count of obtaining and disclosing national security material. His sentence: Time served.
Assange appeared in the US District Court in the Northern Mariana Islands, where Judge Ramona Manglona said, “This case ends with me here in Saipan…you will be able to walk out of this courtroom a free man.” She added, “I understand your birthday is next week. I hope you will start your new life in a positive manner.”
Assange’s legal odyssey included house arrest for a year, at a manor house in rural England, seven years in the cramped Ecuadorian embassy in London under political asylum, and then Belmarsh. He was fighting extradition to the United States, where he faced up to 175 years in prison.
“There was a court date set for the 9th and 10th of July…in which Julian would be able to raise the First Amendment argument at the High Court” Stella Moris Assange, Julian’s wife, said to the press shortly after her husband landed in Canberra, Australia, describing the extradition appeal in the UK courts that was to occur next month. “It revealed how uncomfortable the United States government is, in fact, of having these arguments aired, because the fact is that this case is an attack on journalism, it’s an attack on the public’s right to know.”
Stella, a human rights attorney herself, hopes that Julian will eventually receive a pardon. She was accompanied by Julian’s two lawyers, Jennifer Robinson, a remarkable human rights attorney from Australia, who has been defending Julian Assange since the beginning, and Barry Pollack, his US lawyer. Pollack said to the press,
“No one should spend a day in prison for giving the public newsworthy and important information — in this case, information that the United States government had committed war crimes, that there were civilian casualties exponentially greater than the United States government had admitted in Iraq and Afghanistan…Julian provided it to the public. He performed a tremendous public service, not a crime.”
The US prosecution of Julian Assange has raised alarms globally over its potentially devastating impact on journalism.
“We’ve averted a press freedom catastrophe,” Jameel Jaffer, director of the Knight First Amendment Institute at Columbia University, said on the Democracy Now! news hour.
“The indictment…charges Julian Assange with having solicited government secrets and having published government secrets. Those are things that journalists do all the time, that news organizations need to do if they are going to play the role that we want them to play in our democracies. The concern was always that if this case went to an American court, an American court would rule or might rule that the Espionage Act made that kind of activity illegal and that the First Amendment didn’t protect that kind of activity. That would have had…catastrophic implications for press freedom.”
Asked about the impact of the Assange case on that of Wall Street Journal reporter Evan Gerskovich, now on trial in Russia, Jaffer replied,
“[It] made it a lot more difficult for American government officials to champion press freedom in other contexts. And I think Evan’s case is one of them.”
For over a century, the US Espionage Act had never been used to prosecute a journalist. President Barack Obama used it to target government whistleblowers, like senior NSA official Thomas Drake, who exposed over $1 billion of wasted taxpayer money at the spy agency.
In April 2019, British authorities raided the Ecuadorian embassy, arresting Assange. Weeks later, the Trump administration unsealed an indictment that had reportedly been in the works since as early as 2010, charging Assange with espionage and hacking.
Over the years, Democracy Now! has covered Wikileaks closely, interviewing Julian Assange numerous times. Prior to fleeing to the Ecuadorian embassy, when he was under house arrest in the UK but allowed to travel during daytime with an ankle monitor, we moderated an afternoon event with Julian and Slovenian philosopher Slavoj Zizek in East London.
It was July 2nd, 2011, one day before Julian’s 40th birthday. We asked him what gave him hope. Thirteen years later, his reply then remains strikingly relevant:
“There’s the big future, there’s the deep future, that one can long for. That is a future where we are all able to freely communicate our hopes and dreams, factual information about the world with each other, and the historical record is an item that is completely sacrosanct, that would never be changed, never be modified, never be deleted … From that, justice flows.”
Video Wikileaks: ejército de EEUU mata civiles en Irak