Por: Alfonso Insuasty Rodríguez*
Los países de América Latina, pese a su apuesta por la paz en la cumbre de la CELAC, están siendo arrastrados a una peligrosa militarización global que amenaza con desestabilizar la región del Pacífico.
El Océano Pacífico: De Espacio de Paz a Campo de Batalla. El Océano Pacífico, tradicionalmente visto como un espacio de paz, se ha transformado en un campo de tensiones geopolíticas orquestadas por Estados Unidos y las potencias occidentales aliadas.
Estos ejercicios militares no son simples maniobras defensivas, sino una clara muestra de la ambición occidental por consolidar su hegemonía global a cualquier costo.
El objetivo es claro: frenar el avance de potencias emergentes como China y Rusia en una región rica en recursos y rutas comerciales.
La Alianza AUKUS: Otra Pieza del Rompecabezas Bélico. Uno de los elementos clave de esta estrategia es la creación de AUKUS, una alianza militar entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia, diseñada para contener la expansión de China y Rusia en el Indo-Pacífico.
Esta región es crucial para el comercio global y los recursos naturales, lo que hace de su control un objetivo estratégico para Occidente.
A través de AUKUS, se refuerza la presencia militar en la región con submarinos nucleares y bases militares, aumentando las tensiones internacionales y reduciendo las posibilidades de un diálogo pacífico.
Militarización Disfrazada de Cooperación. Bajo el manto del «desarrollo sostenible», Occidente promueve una militarización encubierta. El G7, en su reunión de junio de 2024, anunció la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global (PGI), con el pretexto de fomentar la cooperación económica.
Sin embargo, su verdadero propósito es contener el avance del proyecto chino de la Franja y Ruta de la Seda (BRI), que ya incluye a más de 140 países y representa el 40% del PIB mundial. Este proyecto desafía el dominio occidental, y la PGI es una respuesta directa para neutralizarlo.
El Polígono de Seguridad del Pacífico: Expansión del Dominio Occidental. Otra pieza fundamental del rompecabezas bélico es el Polígono de Seguridad del Pacífico, una estrategia promovida por Estados Unidos que agrupa a países como Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Filipinas, Ecuador y Colombia.
Presentada como una alianza para la seguridad, es en realidad una extensión del dominio militar occidental en la región.
Mientras se habla de «protección ambiental», los recursos se destinan a la industria bélica y a ejercicios como RIMPAC, socavando cualquier esfuerzo genuino por el desarrollo sostenible.
América Latina.
Debemos sumar a estos delicados juegos de guerra, los realizados entre abril y junio de 2024, se trata de la reactivación de la Misión Naval Southern Seas 2024 de EEUU, en el pacífico.
Un equipo internacional de aproximadamente dos docenas de oficiales provenientes de 11 países, prestaron servicios a bordo del portaviones de propulsión nuclear USS George Washington de la cuarta flota del Comando Sur.
Los países participantes fueron Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, Países Bajos, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago, Reino Unido y Estados Unidos.
Esta realidad profundiza las tensiones regionales, potencia el riesgo para los ecosistemas valiosos y presiona a las comunidades que los habitan, la reserva natural de la Isla Gorgona, santuario para la reproducción de las Ballenas Jorobadas en Colombia, es un ejemplo.
El presidente Noboa de Ecuador, ha presentado un proyecto que permitirá instaurar nuevamente, bases militares de EEUU. Muchas son las alertas y llamados frente al impacto que esto causará a ecosistemas valiosos, comunidades pesqueras y pueblos originarios.
Así mismo, este mismo año y en tiempo récord, se han firmado preocupantes acuerdos militares entre el Comando Sur y los gobiernos de Argentina y Chile.
Pablo Ruiz miembro del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile; de la Comisión de Paz, No Violencia y Antimilitarismo de la Alianza CONVIDA-20 afirmó:
“Para nosotros, es una vergüenza que Chile, que su ministra de Defensa y que el gobierno, se reúnan y firmen acuerdos militares de “cooperación” con el Comando Sur, con los Estados Unidos, que es uno de los principales responsables del golpe de Estado en Chile” Declaraciones dadas en entrevista concedida a un medio local.
Militarización y Crisis Climática
La militarización no solo exacerba las tensiones geopolíticas, sino que también acelera la crisis climática y el deterioro de los ecosistemas.
Las fuerzas armadas de Estados Unidos, cuestionada por su rol en la instauración de dictaduras y regímenes autoritarios en América Latina y en el mundo, son además una de las mayores emisoras de gases de efecto invernadero.
Según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), el gasto militar global en 2022 alcanzó los 2,24 billones de dólares, una cifra que contrasta con la falta de inversión en proyectos sostenibles, recuperación de ecosistemas e inversión social a grupos sociales vulnerables.
Así, territorios considerados espacios de vida, cultura y biodiversidad se están convirtiendo en campos de batalla.
Lo que enfrentamos no es solo una crisis política, sino un colapso civilizatorio. La degradación ambiental, la creciente desigualdad y la represión son consecuencias de un sistema que prioriza la guerra sobre el bienestar de las personas y el planeta.
Pensar un futuro cierto y sensato.
Es lamentable que países de América Latina como Ecuador, Colombia, Perú, Chile, Argentina, Paraguay y Brasil estén siendo arrastrados a un juego geopolítico imprudente.
En lugar de ver la resistencia como una defensa legítima de la soberanía de sus países, en defensa de sus territorios y el medio ambiente, son tratados como una amenaza al orden establecido y sus protestas son reprimida, no atendidas o invisibilizadas.
Frente a este panorama, es urgente que los pueblos del mundo se levanten y exijan un cambio radical en la gestión de los asuntos globales.
La paz, la justicia social y el respeto por los derechos de los pueblos deben ser los pilares de cualquier proyecto de futuro.
Los movimientos sociales deben abrir un debate profundo sobre los peligros de estos proyectos bélicos, que impactan desproporcionadamente a los más pobres.
El ascenso de la militarización no traerá desarrollo ni prosperidad, solo más destrucción y sufrimiento.
Es hora de que los gobernantes y las sociedades opten por el camino de la paz como futuro cierto y sensato evitando las devastadoras consecuencias de un colapso civilizatorio que ya es.
*Docente investigador universitario, integrantes de la Red Interuniversitaria por la Paz REDIPAZ.
Referencias:
Belt and Road Initiative: 2023 Report – Asia Society.
Military Emissions and Climate Change – International Institute for Sustainable Development.
Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), Military Expenditure Database 2022.
Fuente: https://kavilando.org/lineas-kavilando/conflicto-social-y-paz/9993-america-latina-en-el-teatro-de-operacion-asia-pacifico
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